Hay que asumir desde ya el fracaso de un proceso constituyente inédito en la historia de Chile, que por muchas razones no convenció a la gran mayoría, lo que no nos debe paralizar, ni mucho menos dejar de pensar en un mejor mundo del que tenemos, sino asumir con convicción y responsabilidad los nuevos escenarios, que aunque se ve vean muy difusos, hay que seguir intentándolo y buscar nuevos horizontes.