No es para nadie un misterio que el Golpe de Estado en Chile, el año 1973, provocó en muchos ciudadanos que sustentaban ideales y sueños políticos que se adscribían en la construcción de una sociedad socialista y democrática, nefastas y destructivas consecuencias sociales, económicas, psicológicas y políticas, las que aún son difíciles de asimilar y que sobrepasan a cualquier capacidad de respuesta de las víctimas de la violencia de estado.