Una serie de e-mails dados a conocer por la prensa dan cuenta de las gestiones del cardenal Francisco Errázuriz y el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, para impedir que el jesuita Felipe Berríos fuera capellán de La Moneda, y que una de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz, no integrara la comisión creada por el Papa para prevenir abusos sexuales.