Estamos parados en el valle de Colchagua, la cuna de la oligarquía agraria de Chile, el antiguo granero del país. Hoy se ven sólo los famosos «bosques» para la celulosa, y monocultivos vitivinícolas, paltas y otros de exportación. Plantas exóticas, llamadas así por lo ajenas al clima y al suelo de secano del lado occidental de la cordillera de la costa. Nada de trigo, maíz o legumbres, los verdaderos alimentos.