“Estela: cuando se vaya Ud., sólo llevará estos papeles míos. Si no los quema, guárdelos bien. Que no los vean ojos extraños. Con Ud. soy absolutamente verdadero; a nadie más diría estas cosas tan íntimas y tan sin sentido. Ojalá que un día pueda volver a leerlas y decir: ‘Hubo allá lejos, en un pueblo gris, un muchacho que me quiso mucho y que aún sufre por mí’. Es todo lo que exijo, Estela, todo lo que pido a cambio de este amor que durará para siempre”.