La crisis europea presenta, en su estado actual, una de las consecuencias más significativas en términos políticos y sociales: el rebrote de los discursos identitarios que conforman una estrategia directa para la captación ideológica de la población. Es un recurso añejo que se actualiza desde la extrema derecha europea quien encontró en la agitación social, producida por la debacle económica, el fermento propicio para sus metas políticas.