«Creo que no hay dolor más fuerte que cuando te sacan a un hijo; eso cambió toda mi vida. Lo empecé a buscar todos los lados; viajamos con mi esposo al extranjero para buscar alguna ayuda que interviniera con el gobierno argentino. Viajamos por todos lados; hablamos con senadores y diputados que trabajaban en Washington. Todos mandaban cartas preguntando por Daniel, pero nunca hubo respuestas. «