El País, un diario que no ve lo que no le gusta: la solidaridad con el pueblo saharaui
La Puerta del Sol era un hervidero de banderas saharauis y pancartas reivindicativas. Puede decirse que Madrid ese día era una fiesta, la gran fiesta del Pueblo Saharaui por su Libertad.
Su periódico -que yo sepa- no había dicho nada de esto, al menos en la edición impresa.
Encendí el televisor para ver el ‘informativo’ de TVE de las 21 horas ese mismo día, sábado 19. Abrió con la importantísima y trascendental información sobre las mascarillas, los botellones, los bailes que se van a permitir y demás ‘noticias’ de relajación de medidas frente a la pandemia.
Diario español “El País”, crónica de un impostor
García Márquez decía que “el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”. Y Ryszard Kapuscinski pensaba que “el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”. ¿En qué recodo del camino El País olvidó que la calidad del periodismo se mide por su relación descarnada con la realidad? ¿En qué momento se apagó la luz en la redacción del que quiso ser “el periódico global en español”?