En los medios rusos esta declaración ha sido ampliamente discutida, ya que en su esencia, quiere decir que Rusia se reserva el derecho de responder con ataques no solo contra los misiles Tomahawk en pleno vuelo, sino también contra los buques de guerra de EEUU que los portan, algo que varios expertos y periodistas rusos calificaron como una advertencia «histórica».