La situación mundial es muy grave. Cuando aún no se apagan las llamas de la guerra civil en Siria, la crisis en curso en Ucrania amenaza con elevar la tensión, a la espera de que se abran nuevos frentes en el conflicto global. Ante este panorama los movimientos no pueden contar con la protección del Estado, por haber sido neutralizado por la presión de las multinacionales y el imperialismo, o bien por apoyar con convicción sus estrategias. Debemos pensar, por lo tanto, en la necesidad de crear y multiplicar espacios, conciencia y organización para la defensa comunitaria.