A raíz del fenómeno, quedaron descubiertas una serie de debilidades socio-institucionales y carencia de preparación para responder en contextos de emergencia y de recuperación temprana. Antes del terremoto tanto Iquique y Alto Hospicio ya eran presa de la especulación inmobiliaria. Hoy esto ha llegado a niveles irritantes, más aún con el anuncio de subsidios para arriendo como medida transitoria de mitigación.