26 de abril de 1937: A 78 años de la masacre. La tragedia de Gernika
Era un lunes, día de mercado. Había mucha gente en las callejuelas de la villa de Gernika, que tenía 7.000 habitantes. A las cuatro y media de la tarde las campanas de la iglesia empezaron a repicar, y cinco minutos después apareció el primer avión, que soltó seis bombas explosivas de 450 kilos, seguidas de una lluvia de granadas. Minutos después apareció otro avión. El infierno duró cuatro horas. Cuarenta y dos aviones en total bombardearon y ametrallaron la villa y sus alrededores, donde se habían refugiado sus vecinos. Toda la ciudad ardió.
El otoño de nuestra indignación
“Pienso, luego me desaparecen”
Ahí sigue la pinta en la base de una de las fuentes de Paseo de la Reforma: “Pienso, luego me desaparecen”. Fue escrita con una perfecta letra plateada el 8 de octubre de 2014 y, dos semanas después, sigue ahí. Hoy –miércoles 22– asistimos a la marcha de las indignaciones –“Protesta Global Todos Somos Ayotzinapa”–, a la que rasca el aire para asir un futuro de agitaciones nacionales e internacionales cuyo desenlace es esperanzado: “Que se vayan todos”.