Es evidente la incapacidad del capitalismo para derrotar la pobreza y la desigualdad. Tras la persistencia y agudización de los problemas sociales, en todos lados se discuten caminos de construcción de nuevos “contratos sociales”, de democracias más equitativas e inclusivas. Su historia de los últimos dos siglos, y en particular su etapa neoliberal de las últimas décadas, nos da cuenta de que esta no será una civilización que a futuro la humanidad eche de menos.