Volver a la raíz: fascismo, mercado y otras hierbas
la utopía del fascismo es un mundo en que los trabajadores son “buenos trabajadores”, los ricos son “buenos ricos”, las mujeres son “buenas mujeres”, etc., todos funcionando en armonía, bajo un orden preestablecido y “natural”. La clásica alegoría de esta ideología antiideología es la de la sociedad como un cuerpo humano, en el que cada parte cumple su rol, y cualquier alteración de su orden es una “enfermedad”. Este orden preestablecido se suele resumir en la conocida trilogía de: familia, patria y Dios.
Reforma a la Constitución en Chile
Ha llegado a tal punto el desinterés y descrédito de las instituciones políticas y de quienes se desempeñan en éstas que la noticia de cambio a la Constitución, un hito político importante para cualquier otra nación y especialmente para Chile, son escuchadas y olvidadas por la mayoría de la ciudadanía. Es especialmente importante para nuestro país porque la Constitución actual fue redactada en dictadura militar y es la principal fuente de enclaves autoritarios.
Izquierda, Constitución y hegemonía
Si algo se puede afirmar con alguna certeza acerca de las dificultades que están pasando las fuerzas progresistas en América latina, es que tales dificultades se asientan en el hecho de que sus gobiernos no enfrentaron ni la cuestión de la Constitución ni la cuestión de la hegemonía. Con la primera me refiero al conjunto de reformas constitucionales o infraconstitucionales dirigidas a reestructurar el sistema político y las instituciones para prepararlos ante posibles embates de los proyectos de democracia de bajísima intensidad. Por hegemonía entiendo al conjunto de ideas sobre la sociedad e interpretaciones del mundo y la vida que, cuando son altamente compartidas, incluso por los grupos sociales perjudicados por esas ideas, permiten que las élites políticas gobiernen más por consenso que por coerción, aun cuando gobiernen en contra de los intereses objetivos de grupos sociales mayoritarios.
La Presidenta no puede mal usar el nombre de Camilo Henríquez
“La soberanía reside en el pueblo. Ella es una e indivisible, imprescriptible e inalienable. Una porción del pueblo no es la soberanía, ni puede ejercer la potencia soberana del pueblo entero. El pueblo tiene siempre derecho de rever y reformar su Constitución. Una generación no puede sujetar irrevocablemente a sus leyes a las generaciones futuras. Todos los hombres libres tienen derecho de concurrir a la formación de la Constitución” (C. Henríquez, 1813)
Democracia elitaria o democracia popular: El peligro de la reactualización del apartheid político – social de la transición
A lo que le temían en los años ochenta –y al parecer también hoy– algunas franjas del progresismo es a la posibilidad de una práctica democrática de masas, la que podría devenir en la jubilación de la generación de la transición por la vía de una autorepresentación política de los movimientos sociales populares. Y esto no ha sido ni entonces ni ahora una posición utópica o teoricista, por muy difícil que haya sido su aplicación (ni pensar su triunfo) en los años ochenta.
Gabriel Boric: “La asamblea constituyente la vamos a ganar en la calle”
“Yo creo que todo este silencio, esta ambigüedad, finalmente dice que no vamos a tener Asamblea Constituyente por lo menos impulsada por el gobierno. Eso nos pone una tarea más complicada aún, más desafiante, pero que tenemos que asumir con mucho ímpetu: LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE LA VAMOS A GANAR EN LA CALLE, EN LA MOVILIZACIÓN, pero no va a ser respaldada, en un principio, por el gobierno.
Portales despreciaba la Constitución
Uno de los mitos históricos más extendidos en Chile es que la República del siglo XIX se estructuró como un Estado de derecho impersonal, en que el respeto a la Constitución y las leyes pasó a ser la máxima fundamental del sistema político y social de nuestro país. Y que esto se habría debido particularmente a las concepciones inspiradas por Diego Portales. Nada más lejos de la realidad.
We, the People…
Con el tema de la Constitución pasa algo similar a lo que ocurrió con la Reforma Tributaria. Primero se dijo que la cuestión residía en el mecanismo para sustituir el texto liberticida heredado de la dictadura, y después se ha sugerido que en la materia no hay urgencia. La frase “Las instituciones funcionan…” continúa haciendo oficio de programa político de la Nueva Concertación.
Hacia la Asamblea Constituyente
Quienes hacemos este llamado tenemos distintas experiencias de militancia política y adherimos a distintas vertientes filosóficas; nos une la esperanza y la necesidad de aportar a un nuevo despertar popular en el que los hombres y mujeres de nuestro pueblo “abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.