Si bien hay que asumir nuestra derrota histórica con este cierre del primer proceso constituyente de Chile, no nos podemos quedar sentados a esperar que ocurra un nuevo estallido social en el país, sino seguir resistiendo a la ofensiva de una ultraderecha fascista libertaria que está dispuesta a todo con tal de imponer su agenda anti derechos, como también juntando fuerzas para seguir luchando por los buenos vivires.