España rechaza pedir perdón por los crímenes de la “conquista”
El día 1º de marzo, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), envió una Carta al rey de España y al Papa del Vaticano sometiendo a la consideración de “Su Majestad” y de “Su Santidad” (doble sic) la necesidad de elaborar un relato conjunto sobre la Invasión de las Américas y, correlativamente, estudiar la conveniencia de que ambos Estados pidieran perdón por los abusos perpetrados contra los amerindios. Unos veinte días después, en lo que debemos calificar como un delito diplomático y, peor aún, como un incalificable desprecio hacia el remitente, la Carta fue filtrada al gran público por la monarquía española.
Salvajismo islámico contra salvajismo cristiano
¿Ha existido un acto más “salvaje” que el lanzamiento de sendas bombas atómicas sobre Hiroshima, donde murieron 140 mil civiles, muchos de ellos niños, y Nagasaki, donde perecieron 80 mil, ordenado por el muy presbiteriano Harry Truman, presidente del gran país de Walt Whitman, Emily Dickinson, Faulkner? ¿Ha habido un genocidio tan “salvaje” como el holocausto del pueblo judío ejecutado por los alemanes? La Alemania romántica y sapientísima de Goethe y de Schiller siguió a un patán llamado Hitler, niño católico que de adulto será el más grande criminal de todos los tiempos.
El “Descubrimiento” de América
Compartimos el artículo Cinco siglos de prohibición del arcoiris en el cielo americano, del célebre escritor Eduardo Galeano, a propósito de su reflexión sobre el denominado “Descubrimiento de América”.El 12 de octubre de 1492, el Capitalismo descubrió América. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el Almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor.
La conquista de América: lo más negro de la leyenda negra
Antonio Espino López, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, se acerca a esa etapa histórica, desde el acceso a infinidad de documentos de la época, para demostrar que el terror basado en la crueldad extrema fue consustancial al éxito de la conquista. No da cifras de las víctimas de las atrocidades perpetradas por los españoles, pero tampoco deja lugar a dudas de que fueron millones y que, si no fueron más, fue por la necesidad de contar con mano de obra esclavizada para explotar los recursos del continente.