La condena de Lula por parte del Tribunal Regional Federal de Porto Alegre (TRF 4 para la Cuarta Región) suscita indignación y protestas que no siempre van acompañadas de un análisis más fino de lo que está pasando. Es cierto que semejante condena llega en el mismo momento en que las transformaciones de los sistemas judicial y policial brasileños que están al frente de la ofensiva reaccionaria y protofascista, asuela el país. Sin embargo, sería un error considerar que estos sectores son hegemónicos en los aparatos del estado y en la sociedad.