En más de una manera, la semana pasada anunció el nacimiento de un siglo eurasiático. Por cierto, el convenio de gas Rusia-China por 400.000 millones de dólares fue cerrado solo a última hora en Shanghái, el miércoles (un complemento del convenio de petróleo de junio de 2013, por 25 años y 270.000 millones de dólares entre Rosneft y CNPC de China.) Entonces, el jueves, la mayor parte de los principales protagonistas estuvieron en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo – la respuesta rusa a Davos. Y el viernes, el presidente ruso Vladimir Putin, recién llegado de su triunfo en Shanghái, se dirigió a los participantes y la casa casi se vino abajo con los aplausos.