Tanto Valparaíso, como Alto Hospicio y las demás ciudades del interior de Arica y Parinacota y Tarapacá, está poniendo al desnudo la enorme pobreza existente en el Chile neoliberal, que han administrado la Concertación y la Alianza. Este es el país de los pobres. Marginados y provincianos tiene poco que ver con un país prepotente, administrado por castas que, desde Santiago, pretenden determinar la vida de los habitantes de las demás regiones, ignorando por completo su realidad y sus verdaderas necesidades, agravadas en las grandes catástrofes.