La intervención en procesos electorales ajenos ha sido un componente importante de la política exterior de Washington durante mucho tiempo. Si se considera que expulsar del poder a un mandatario democráticamente electo es la mayor intervención posible, ahí están los casos de Jacobo Arbenz, en Guatemala, Salvador Allende, en Chile, o Joao Goulart, en Brasil, solo por mencionar algunos ejemplos.
Los documentos desclasificados confirman que todos los países latinoamericanos y muchos del Tercer Mundo han sentido la mano estadounidense en golpes de Estado, como en los arriba mencionados; la lista es extensa. Pero no sólo Latinoamérica ha sido víctima de la acción de los gringos: Italia y Rusia, también la han sufrido.