«Digan que estoy bien, como lo pueden constatar. Estoy consciente de por qué estoy preso. Lo sé muy bien. No ignoro la cantidad de juicios que hay contra mí. No creo que ellos me liberen. Si el Tribunal Supremo me declara inocente, ya hay otros juicios en marcha contra mí para que nunca salga de aquí. No me quieren libre para no correr ningún riesgo… Eso no me da miedo… Yo estoy preparado para tener paciencia… Y dentro de lo que cabe, tengo suerte… hace cien años, ya me habrían ahorcado, o fusilado, o descuartizado… para hacer olvidar cualquier momento de rebeldía…»»