La canción de la mujer del soldado nazi
¿Y qué le llegó a la mujer del soldado
Desde la ciudad de las luces, París?
Desde París le vino el vestido de seda.
Para envidia de la vecina, el vestido de seda
Que ella recibió desde París.
En la casa de las palabras
Pero todo amor conlleva una servidumbre. La de las palabras no conoce límites, no se aplaca en la repetición de innumerables sacrificios, no se satisface con las constantes ofrendas, no calla sus urgencias con las cópulas cotidianas que le brindes como amante compulsivo.