Es hoy evidente que la mayor parte de la población, y muy particularmente sus sectores más pobres, no siente que sus derechos, intereses y aspiraciones estén efectivamente representados y cautelados por la actuación de las autoridades del Estado y, por el contrario, tiene respecto a ella una gran desconfianza. ¿A qué obedece esta situación?
La causa profunda de ello no es más que una, pero que en definitiva cobra diversas expresiones o formas de manifestarse. Es el radical divorcio que existe entre, por una parte, la orientación político-programática que guía el accionar de la mayor parte de la casta política y, por otra parte, los derechos, intereses y aspiraciones del pueblo trabajador.