Con frivolidad se habla de crisis, de paro, de desahucio, de aborto, de abuso de niños, de violencia machista, de mala educación, del otro (el supuesto extranjero) y de justicia. Con frivolidad se ignora la raíz del problema: el tempo del ser humano ha sido cambiado para dominar su capacidad de entendimiento. La prisa actual no nos pertenece, sin embargo los jueces de las olimpíadas nos quitaron las otras opciones de carrera. Que la tecnología avance a una velocidad mayor que la educación del hombre dice mucho del campo de fracaso donde estamos metidos (y aún así nos divertimos).