El honor perdido de Elena Varela
Lo primero que asombra es el comportamiento de la prensa y la televisión: sin que medie juicio o sentencia alguna, Varela ya fue condenada. En la prensa chilena el caso ha sido confinado a escuetas notas en las páginas policiales. Nadie ha investigado el caso, nadie ha averiguado sobre la cineasta, nadie ha preguntado quién es ni qué estaba haciendo realmente allí. Se han limitado a lapidarla. No es forzado el paralelo con la novela del Premio Nobel alemán Heinrich Böll, El honor perdido de Katharina Blum, que relata un caso real: cómo la prensa hizo pedazos la vida privada de una mujer.
Viditas
Una noche, hace cuatro años, el mismo hombre que es todos los hombres, salió a robar y se llevó con él al hijo de nueve años de la mujer. Ella no quería, pero le pegó hasta desmayarla.
Llegaron hasta un negocio cerrado, había una claraboya, una caja y algunos billetes. Adentro también había alguien con un arma y disparó.
Murió antes de aprender el oficio del robo, dejó sin terminar el tercer grado, inconclusa su carrera de pibe. Pero nadie pagó por la vidita. No hubo notas. No hubo sentencias. No hubo crónicas ni cronistas para esta muerte. Fue sólo una muerte de barrio. Pobre y fugaz, como un romance.
Fin a una descarada negación
Durante décadas, la Armada de Chile negó tenazmente estos hechos y obstaculizó toda investigación. Comportamientos bien conocidos en estos casos: corporativismo, negacionismo, obstrucción a la ley. Hasta que, en 2006, la infatigable juez logró forzar la entrega por la Armada de la bitácora del Esmeralda, documento en el que aparecía registrada la entrada en el buque del padre Woodward. Esto, además de desmentir la contumaz negación institucional, permitió a la magistrada (amenazada de muerte desde el pasado noviembre) profundizar en su investigación, hasta desembocar en esta notable resolución, sin precedentes en ese hermético ámbito estamental.
«¿Ha almorzado la gente?»
Según Genaro Prieto, nuestro héroe, Arturo Prat, debió ser miembro del Club de Los Rotarios, pues minutos antes de saltar al Huáscar se le ocurrió, nada menos que preguntar “si ha almorzado la gente”; la idea radicaba en pasar a la eternidad con el estómago lleno de ricas sopaipillas pasadas en chancaca. Seguramente previó que en el cielo los especuladores alimentarios habían elevado, a precios inalcanzables la imprescindible harina, tal ocurre en estos tiempos. Es muy distinto morir saciado que con las tripas sonando de puro hambre.
Cuando emigrar es delito
Constituye una falta de sensibilidad y de memoria histórica que los inmigrantes vivan en condiciones carcelarias pero con menos protección legal y menos posibilidades de participar en actividades culturales, de ocio o de inserción, que el primer consejo de ministros del tercer Gobierno de Silvio Berlusconi haya aprobado que se consideren delitos la inmigración ilegal y la mendicidad. No hay continente en el mundo que no haya acogido a los inmigrantes europeos que huían del hambre, de la guerra, de persecuciones religiosas o que buscaban hacer negocio a lo largo de los últimos siglos.
Bolivia: La situación de los guaraníes cautivos
El Gran Chaco es el territorio de la Nación Guaraní o Yyambae (ser libres), un pueblo que ha luchado por su libertad desde antes de la llegada de los europeos. Podemos citar muchas fechas históricas que nos indican su grado de rebeldía. Tenemos así Karitati (1840), Taritati (1862), Igüembe y Macharetí (1874). Tras la partida de un contingente cruceño, poco antes de la batalla de Kuruyuqui (1892), el cura José Belisario Santistevan llamaba a rezar «contra los infieles». En Kuruyuqui fueron asesinados más de 1.000 guaraníes; muchos de los descendientes de los que sobrevivieron viven hoy en condiciones de esclavitud, como lo demuestra el trabajo del sacerdote jesuíta Xavier Albo.
La Cumbre de Lima: Dos lobos hambrientos y una caperucita roja
La Europa que en esa reunión llevó la voz cantante, es la misma que apoyó la guerra contra Serbia, la conquista por Estados Unidos del petróleo de Iraq, los conflictos religiosos en el Cercano y Medio Oriente, las cárceles y aterrizajes secretos, y los planes de torturas horrendas y asesinatos fraguados por Bush.
Esa Europa comparte con Estados Unidos las leyes extraterritoriales que, violando la soberanía de sus propios territorios, incrementan el bloqueo contra Cuba obstaculizando el suministro de tecnologías, componentes e incluso medicamentos a nuestro país. Sus medios publicitarios se asocian al poder mediático del imperio.
Paraguay. Operación masacre en gestación
Si no tijereamos por conveniencia la historia deberíamos aceptar que las raíces del problema campesino paraguayo se remontan por lo menos a los tiempos en que el dueño de ABC color donaba dinero para represión dictatorial, hacía negocios con su pariente el dictador Stroessner y lo llenaba de elogios desde su diario, buenos tiempos en que la influencia brasileña empezaba a crecer en Paraguay como derivación de la estrategia de la “marcha hacia el este”, diseñada en Washington ya en la década de 1930 para desplazar la influencia argentina en Paraguay.
Trampas de pobre: El hambre de cada día
Tratar el hambre mundial desde una óptica tecnocrática es falsear los datos de la ecuación, abordarla como un problema coyuntural es un error, combatirla como un hecho aislado un esfuerzo infructuoso y crear la ilusión de que los donativos son la solución, una cortina de humo. El hambre es un defecto estructural de la economía mundial y únicamente se resolverá con modificaciones esenciales realizadas en esa escala. En este, como en otros casos: “Quien no lo cambia todo no cambia nada.”
Los 300 dólares ya se los llevo el viento
El paliativo que se estaría entregando a las familias que tienen sus viviendas hipotecadas y sin poder pagar las deudas, consistiría en 300 dólares para alrededor de 130 millones de estadounidenses, que después de las subidas del valor del petróleo, los alimentos, la inflación, la creciente cesantía, los mentados dólares ya se los habrá llevado el viento, puestos que los americanos tendrán que suplir nuevas deudas, con ese pobre paliativo que entrega quienes gobiernan el Imperio.