A los 91 años murió Horacio Guarany
Se lo llamaba “El cantor del pueblo”. En la década de 1950 se afilió al Partido Comunista y desde entonces sufrió amenazas. En 1972 protagonizó la película “Si se calla el cantor”, la historia de un artista que era perseguido por sus canciones de protesta. Dos años después, la Triple A atentó contra su vida y logró que, finalmente, Guarany se exiliara en 1974.
“Hay historias sepultadas que no han sido contadas”
“El monte siempre dio de comer, frutos, huevos, pero ahora no tenemos más monte, si te ponés a pescar en un arroyo te bajan a tiros”, cuenta María Celia la cacica de la comunidad charrúa de Maciá (Entre Ríos), cuya abuela le prohibió decir que procedían de indígenas porque “nos iban a matar con la palabra y la discriminación”. Hebe Uhart anda, como el título de su nuevo libro de crónicas de viaje, De aquí para allá (Adriana Hidalgo), recuperando las vivencias y las memorias no sólo silenciadas sino nunca narradas de integrantes de diversas comunidades indígenas del país, Perú y Ecuador.
La muerte de Zygmunt Bauman y la educación líquida chilena
Las Instituciones Educativas en el país, de norte a sur, se han transformado en vulgares organizaciones comerciales, el conocimiento es vendido como en la bolsa y no cualquiera puede comprarlo. Nuestros pobres no pueden seguir esperando a que un alma caritativa se acuerde de ellos.
¿Como se convive en la multiculturalidad?
De multicultura y convivencia habla para Radio Nederland el antropólogo, filósofo e historiador José Bengoa, uno de los académicos más relevantes de Chile. Bengoa, que ha escrito varios libros sobre los Mapuches, se refiere en esta entrevista a la coexistencia de culturas diferentes en una misma sociedad. Sus apreciaciones están basadas en sus experiencias en los grupos de trabajo de Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas y Minorías. Bengoa ahora imparte hoy docencia en la Universidad de la Sorbona de París.
La crítica como llamado al cambio
Zygmunt Bauman es sociólogo y filósofo polaco. Es uno de los pensadores más representativos de la actual crítica de la cultura, Tras la invasión nazi, su familia se refugió en la zona soviética y Bauman se alistó en el ejército polaco, que liberaría su país junto a las tropas soviéticas. Fue miembro del Partido Comunista hasta la represión antisemita de 1968; la consiguiente purga le obligó a abandonar su puesto como profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia.
Zygmunt Bauman: posmodernidad, vida líquida, amor líquido
Nuestro mundo avanza a un ritmo vertiginoso, pero sin rumbo, cambia compulsivamente, pero sin consistencia. No hay tiempo para que las cosas echen raíces. La precariedad es el signo –y el sino- de nuestro tiempo. Siempre hay que estar empezando y terminando. Pareciera que el imperativo categórico fuera estar poniéndose al día constantemente. Las cosas se adquieren y se desechen con una celeridad compulsiva.
El fundamentalismo islámico, la primavera árabe y la izquierda
Gilbert Achcar es profesor de Estudios sobre el Desarrollo y Relaciones Internacionales en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (School of Oriental and African Studies, SOAS) de la Universidad de Londres. Es autor de numerosos libros. Ashley Smith le ha entrevistado sobre una de las cuestiones candentes planteadas por la primavera árabe: el enfoque de la izquierda con respecto al fundamentalismo islámico.
Declaración Pública de Cristianos y Cristianas ante la denominada “Liturgia Ecuménica” al interior del penal Punta Peuco
[…] nos dolemos en todo intento de degradar la misericordia divina, apelando a ella para intentar legitimar la impunidad de los criminales condenados por delitos de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos de enorme gravedad. Creemos que – más allá de la buena voluntad de algunos de sus convocantes- actos como el de Punta Peuco no contribuyen a una mayor verdad, justicia y amor entre los/as chilenos/as, en la medida que no da cuenta de una auténtica voluntad de arrepentimiento de los victimarios.
Belén, Navidad a la sombra del muro
Echando a volar la imaginación, sería muy difícil por no decir imposible que Jesús naciera en 2016 en el pesebre de Belén. Los 130 kilómetros que separan a esta ciudad de Nazaret, que según los Evangelios José y María recorrieron, son hoy en día un trayecto salpicado de obstáculos: retenes militares, campos de refugiados palestinos, colonias israelíes y finalmente el muro de separación que limita la vida de miles de palestinos. Y aunque Jesús consiguiera nacer en Belén, no podría ir libremente a Jerusalén, situada a 10 km, al igual que la mayoría de los habitantes de la ciudad palestina.
Cronopiando. Rescatemos a todos
Ahora que los grandes medios de comunicación parecen empeñados en obligarnos a elegir entre salvar a la niña siria que llora en medio de los escombros de Alepo o al niño yemení que llora entre las ruinas de Aden, o a la niña palestina que llora en la arrasada Gaza, o a la nigeriana que llora la ablación en Lagos, o a la saharaui que llora el olvido en Tindouf, o al niño kurdo que llora en la cercada Hakkari […]