Que el presidente ruso Dmitri Medvédev iba a reconocer por decreto la independencia de Abjasia y Osetia del Sur era a todas luces evidente.
La unanimidad con que ambas Cámaras del Parlamento federal le exhortaron a tomar tal decisión no dejaba lugar a dudas: los diputados conocían los deseos del Kremlin.
El reconocimiento provocará reacciones encontradas pero la mayoría de los ciudadanos rusos va a respaldar esta decisión. Basta con ver cuánto subió el rating de Medvédev en los pocos días de esa guerra. La verdad es que estos ánimos cundieron en Rusia mucho antes de la agresión georgiana contra Osetia del Sur. Usando un lenguaje sencillo, EEUU, la OTAN y el Sr. Saakashvili fastidiaron tanto a los rusos que en el momento de estallar el conflicto la fruta ya estaba madura.
La tragedia de Tsjinvali no hizo más que llevar la situación a un término lógico. De hecho, Occidente no le dejó a Rusia otra opción. Cuando alguien no te hace caso, persevera en ignorar la verdad y en aplicar una política que se basa exclusivamente en los intereses propios, el único remedio que queda es imponer la comprensión.
Esta solución no es nada buena, como tampoco lo es cualquier guerra, pero a veces no te dejan alternativa. Tratar de pacificar constantemente a un agresor es inmoral e inoportuno, según ha demostrado en más de una ocasión la Historia. Una táctica al estilo de Múnich 1938 no hace sino multiplicar las víctimas.
Al fin de cuentas, el reconocimiento de Abjasia y Osetia del Sur es un proceso normal y democrático, aunque bastante olvidado en el mundo de hoy. La voluntad de un pueblo prima sobre cualquier Constitución. Incumbía a los abjasos y a los surosetas el decidir, si prefieren quedarse o escapar de una Georgia que elige de forma consecuente con líderes como Gamsajurdia, Shevardnadze y Saakashvili.
Que las relaciones entre Occidente y Rusia se van a deteriorar por un tiempo, es evidente. Pero también lo es la falta de cohesión en las filas occidentales. Varias decisiones anti-rusas son adoptadas bajo amenaza de pistola estadounidense. Nada que hacer al respecto: tanto la OTAN como la UE son estructuras poco autónomas. Hay que armarse de paciencia. Ya se escuchan algunas voces sensatas que han de multiplicarse a futuro. He aquí noticias más recientes desde Roma.
El ex presidente de Italia y, hoy en día, senador vitalicio Francesco Cossiga se expresó el martes por el derecho de autodeterminación y el reconocimiento de la soberanía de Abjasia y Osetia del Sur.
"Defiendo la integridad territorial de Georgia pero exclusivamente en el marco de sus naturales fronteras históricas y culturales y, por consiguiente, defiendo la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, o como mínimo, el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación", declaró Cossiga. El ex presidente criticó a los países europeos que "se oponen a la independencia y la autodeterminación de Osetia del Sur y Abjasia a pesar de que han realizado una conquista militar de Kosovo, han reconocido su independencia y la garantizan mediante ocupación militar".
Veamos otra fuente, la revista Panorama en que Sergio Romano escribe: "El presidente George Bush expresó que se debe respetar la soberanía y la integridad territorial de Georgia en referencia a que Abjasia y Osetia del Sur no tienen derecho de separarse de Georgia y proclamar su independencia. Pero cuando Serbia exigió respetar su integridad territorial afirmando que el reconocimiento de la independencia de Kosovo suponía una violación del Derecho Internacional, se le dijo que el pueblo tiene derecho a la autodeterminación…
Estados Unidos y el Consejo Atlántico acusaron a Rusia del empleo 'desmedido' de la fuerza. Pero la primavera de 1999 la OTAN bombardeó a Serbia durante 78 días; el verano de 2006, tras la incursión de Hezbollah en el territorio de Israel, este país lanzó ataques contra el Líbano durante 35 días. Se podría añadir que estos bombardeos 'desmedidos' se realizaron también porque EE.UU. no permitió que en aquel entonces el Consejo de Seguridad consensuara una resolución que exigiera de Israel el cese de las hostilidades…
A juzgar por las palabras de Bush, por las declaraciones del secretario de Defensa Robert Gates y por la presura con que el Gobierno de EE.UU. celebró el acuerdo con Polonia sobre la instalación de misiles interceptores en territorio polaco, Washington no sacó conclusiones algunas de la crisis georgiana. Así las cosas, hemos de estar preparados para nuevas crisis y nuevos errores".
De ahí, ya es hora de ocuparnos de "imponer la comprensión", empleando a tales efectos los argumentos de que disponemos.
27/08/08
* Fuente: Rebanadas de Realidad
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