La noticia causó impacto en las familias y organizaciones de derechos humanos, a quienes les embargó sentimientos encontrados. Por un lado, la alegría que el nombre de los ejecutados y su dignidad se haya recuperado, pero el tremendo dolor porque fueron injustamente ejecutados. Lisa y llanamente asesinados, al amparo de la dictadura y de quienes manejaban el campo de prisioneros de Pisagua en el año 1973