Quien les escribe fue militante urbano del PCCC (Partido comunista clandestino colombiano) de las FARC durante 13 años. Casi todo ese período desarrollé mi trabajo clandestino en un centro urbano del suroccidente del país. Me retiré individualmente justo al momento de enterarme -tras un período de negacionismo e incredulidad- que sí iba en serio la entrega de las armas del pueblo a la burguesía [por intermedio de la ONU] para su destrucción. No soy disidente, soy un comunista convencido, que espera que otros comunistas inconformes rompan con el silencio como hoy lo estoy haciendo yo, ese silencio que es demasiado parecido a la estupidez, porque como decía Jaime Pardo Leal, hay momentos en que callar es mentir. Yo al menos no quiero mentir, mentirme a mí mismo ni mentirle al país.