Y aquí en Chile, país de inmigrantes que se vinieron a instalar encima de los nativos americanos y que se enjuaga la boca con agua bendita o con aleluyas bíblicos, hemos sido incapaces de reconocer en la Migración un Derecho Humano, y así no se firmó un Pacto de buenas intenciones, porque en realidad no es vinculante sobre el tema.