Poco a poco se está desacralizando el culto a las conquistas europeas, mostrándolas en toda su barbarie, como una nueva ola de tendencia en el pensamiento que va a contracorriente de los Trumps, de  los fanáticos religiosos, de los depredadores extractivistas que desprecian las actividades ecológicas y de los que creen que el bien de las elites está por sobre el bien común de los pueblos.