Mauro era un asentamiento campesino, una comunidad. Cuando los expulsaron vivían allí unas 200 personas de la agricultura, la ganadería, y el queso. “El queso y las cosechas, principalmente, eran nuestras fuentes de abastecimiento, y de eso subsistíamos. Éramos una comunidad cien por ciento autosustentable. Todo lo que consumíamos y de lo que vivíamos lo producíamos nosotros mismos”, dice Cristián Flores.
Los habitantes de Mauro fueron despojados y engañados el año 2001, lanzados de su territorio por Andrónico Luksic, “el faraón de Chile”, a un éxodo que aún continúa.