Muy probablemente ese sea el mundo de filósofos –un mundo de altas y antiguas bibliotecas- en el que viven los redactores del “Manifiesto”, pero está lejos de ser el mundo en el que viven los ciudadanos a quienes ellos pretenden interpretar. ¿La filosofía debe luchar por, tapándose los ojos, intentar a toda costa mantener a flote el mundo de Kant, es decir el mundo ilustrado, o de una vez hacerse cargo del mundo en que vivimos, como lo hizo Foucault (interpretando al propio Kant)?