El secuestro y asesinato de quince campesinos de la comuna de Isla de Maipo y el posterior ocultamiento de sus cuerpos en unos hornos de cal abandonados, en la localidad de Lonquén, sigue siendo una deuda pendiente en justicia y reparación por parte del Estado chileno. El acto efectuado en la localidad este 8 de octubre recién pasado ratificó esta percepción.