La tesis del anarco-narco como el actor tras los saqueos “es cognitivamente confortable” para la elite. La tranquiliza porque le ofrece un malo a quien echarle la culpa de todo, explica el autor de esta columna. Sin embargo, al hacer eso, la elite chilena ni comprende bien lo que está detrás del 18/O; ni toma conciencia de que la verdadera amenaza narco no está en el saqueo, sino en cómo coopta y corrompe a las autoridades y a las policías.