Hace un mes que las quilas del sur están floreciendo extrañamente. Lo hacen más o menos cada 70  años. Este es un clásico signo, una antigua profecía mapuche -es decir de la Naturaleza- de que vienen crisis muy totales, “batallas muy grandes”, donde habrán muertes y hambrunas, dicen ellos. Pero también renovación y brotes nuevos: “Después del fuego, la lluvia y la vida jovencita”. Cuando los conquistadores aparecieron por el norte del Mataquito, floreció la quila al sur del Bío-Bío. Cuando Cornelio Saavedra articuló militarmente la línea del Malleco invadiendo el wallmapu, en las laderas del Toltén la quila floreció desde Villarrica a Boroa. Esto es lo que recuerdan las papai y los chachai viejos. Nos debemos una tierra, una mawida, un monte verde, donde la quila, el maqui, los canelos, los ulmos, el laurel florezcan y florezcan al lado de vertientes y cascadas con aves cantoras.