La estadounidense Anne Petermann, directora ejecutiva y co-fundadora del Proyecto Justicia Ecológica Global, explica a El Ciudadano que los árboles genéticamente modificados “son desarrollados para hacer las plantaciones de monocultivo mucho más productivas, pero tienen más impactos y serios”, y describe que “usan más agua, requieren más uso de químicos que contaminan el suelo, el agua y el aire, y dañan la salud de las personas”.