Washington renunció a atacar a Siria cuando la flota rusa se desplegó a lo largo de la costa mediterránea. El Pentágono habría tenido entonces que lanzar sus misiles Tomahawk desde el Mar Rojo, a través de Arabia Saudita y Jordania. Siria y sus aliados no estatales habrían respondido con una guerra regional, sumiendo a EEUU en un conflicto demasiado grande para él.