En estas últimas semanas se ha manifestado en la derecha el deseo de que sea muy alta la abstención electoral. Asegurándose que si la concurrencia no supera ampliamente la mayoría absoluta este proceso constitucional carecería de legitimidad. Claramente, estos sectores saben que el rechazo a la nueva constitución va a ser minoritario, por lo que refugian en la posibilidad de desacreditar el proceso ante una baja concurrencia de votantes.