La experiencia griega es digna de estudio. Estados Unidos, que impuso su política simultáneamente a Bruselas, Berlín y Atenas, puso a prueba en Grecia la manera de paralizar una oposición popular masiva recurriendo al uso del «pensamiento doble». Ahora falta propagar en el resto de Europa la sensación de impotencia así obtenida para posibilitar la incorporación de la eurozona a la zona donde rige el dólar estadounidense mediante la creación de un gran mercado único transatlántico.