Son más de 3.500 sacerdotes, representando al clero de media docena de países de todo el mundo. Reunidos en Austria, una nueva red de clérigos progresistas animan a Francisco a continuar con el proceso de reformas, para «dar un mayor papel a los miembros de la base» en el gobierno de la Iglesia, al tiempo que apuestan por el fin del celibato y por el sacerdocio femenino.