Las reacciones a la adjudicación de este Premio, como era de esperar, han sido muy disímiles: Ingrid Betancourt, raptada por las FARC en febrero de 2002 y liberada en julio de 2008 plantea, a mi modo ver, muy justamente, que el Premio Nobel debería haber sido otorgado junto con Santos, a las FARC-EP, representadas por Rodrigo Londoño, como jefe de esta organización.