Afortunadamente las constituciones occidentales más antiguas fueron escritas bajo influencia directa de la Ilustración. Pero las leyes son otra cosa: frecuentemente están dictadas por los poderes que financian a los políticos o mantienen una desproporcionada representación en los congresos: más de la mitad de los «representantes del pueblo» son millonarios, es decir, representan a un dos o tres por ciento de la población. Ahora un magnate misógino y clasista como Donald Trump es «el candidato de los trabajadores».