El pueblo de Chile necesita un nuevo paradigma de gobierno, una nueva arquitectura filosófica, ética e ideológica, así como una nueva estructura política-administrativa. El sistema Presidencial y parlamentario debe ser puesto en tela de juicio por no haber resuelto nunca los asuntos sensibles y dolorosos de los detenidos-desaparecidos; responsable de todo nepotismo, colusión y tráfico de influencias; de las torturas y asesinatos ocurridos en democracia; de todos los presos, torturados, mutilados y mutiladas en las protestas legítimas del 18 de octubre en adelante; de la represión y asesinatos selectivos a la nación mapuche; de todos los recursos naturales enajenados del patrimonio de Chile y saqueados impunemente; de todos los robos y fraudes al fisco por parte de las propias instituciones del Estado; de los abusos y maltratos causados al pueblo de Chile.