12 de junio de 1980, Lima, Perú. Un comando de la dictadura de Videla desplegado en la capital peruana secuestra a Noemí Gianotti de Molfino, una madre de desaparecidos argentina, y a otros dos ciudadanos argentinos, que pasan a engrosar las largas listas de desaparecidos. Cinco semanas más tarde, Noemí era trasladada por sus captores a Madrid. De esa manera, la dictadura pretendía montar una operación propagandística que desacreditase las denuncias sobre la terrible realidad que vivía Argentina, alegando que los desaparecidos, en realidad, habían huido a Europa.