«Nos encontramos, una vez más en la historia, con una concepción que rechaza de plano el conjunto de derechos que componen y son condición de la reconstrucción de la Nación Mapuche. En el fondo, el Estado chileno y su administración se niegan una vez más a reconocer la diferencia respecto de los sujetos colectivos que presentan formas de vida distintas y que por cierto poseemos demandas propias. ¿Por qué? Porque no se ajustan a sus intereses».