El 31 de julio de 2014 se conmemoran los cien años del asesinato de Jean Jaurès y, en Francia, todas las tendencias políticas quieren apropiarse de su legado moral – incluso, la candidata fascista, Marine Le Pen se da el lujo de citarlo como un inspirador de su movimiento nacionalista -. Nicolas Sarkozy no se queda corto en esta carrera oportunista. Los socialistas, devenidos hoy en euro-liberales y valets de la democracia bancaria, reclaman su pleno derecho a ser sus legítimos herederos, como también los comunistas, cada día más empequeñecidos en número y en ideas.