Se llamaba Vladimir Ilich…
El torrente de infamias y de mentiras con el que sus enemigos cubrieron a Robespierre, Saint Just, Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Lenin y otros revolucionarios, hace que la huella que dejaron en la Historia vaya atenuándose. Hoy por hoy, pocos se atreven a mencionar a Lenin. Es lo que buscan. Lamentablemente para ellos, su memoria sigue viva y su ejemplo señala el camino.
Boaventura de Sousa Santos: “Las izquierdas tienen que acabar con sus dogmatismos y aislacionismos y tener conciencia que en este ciclo reaccionario”
Esta ola reaccionaria es diferente a otras, intenta acabar con la distinción entre dictadura y democracia. La democracia liberal no se sabe defender de los antidemócratas, de los antisistema como Trump o Bolsonaro que se aprovechan del sistema. Se destruye la opinión pública con falsas noticias que transforman al adversario en enemigo; con el adversario se discute, al enemigo se destruye.
El ejemplo de nuestros héroes y heroínas en la construcción de la izquierda
Los discursos de odio comunes hoy en Brasil, Argentina Chile, llevan aparejados el ataque y el rechazo a la justicia social y al bien común, junto con la oferta vacía de más seguridad, ofertando condiciones económicas que pisotean las necesidades humanas y producen desigualdad masiva en riqueza y poder. En este escenario, la izquierda debe reaccionar y construir una fuerza y un proyecto político para esta época, que encaje con las nuevas realidades y desafíos, que cumpla con su papel alternativo y opuesto a la adoración maniquea al neoliberalismo destructor.
Las ruinas y los escombros
El amplio avance logrado por Bolsonaro en la primera vuelta de la elección presidencial brasileña dio la señal de partida en plan “Vale todo”. En medio de un combate cuyos resultados tendrán ecos planetarios, un areópago de gurús de diverso pelaje se precipitó a lapidar la izquierda con tal premura que no le dio tiempo a un eventual Jesús de advertir que la primera piedra debía ser lanzada por un héroe libre de todo pecado.
¿Por qué gana la ultraderecha? Una lectura posible
De triunfar Bolsonaro en la segunda vuelta en Brasil, con sus 207 millones de habitantes, pasaría a formar parte de los países que tienen gobierno de ultraderecha en América, conformando el 66% de toda población de este continente, esto es, más de 600 millones de seres humanos. El tercer Reich de Hitler en su mejor momento (1941), logro tener bajo su dominio una población, que apenas superaba los 107 millones de habitantes. Es duro constatar que los herederos de este fracasado imperio del siglo pasado, con un pensamiento muy cercano a éste, hoy dominan en tan vastos sectores de la población mundial. ¿Qué ha estado pasando para que esto sea así?
Nicaragua: Ortega-Murillo, ¿los nuevos Somoza?
No está escrito por dónde se desarrollarán los acontecimientos en Nicaragua y sabemos, como decía Carlos Fonseca, que “la lucha será difícil”, pero creemos que es el momento de demostrar valentía y solidaridad. En los primeros meses fuimos sorprendidos por la represión del gobierno, después ésta nos indignó y ahora debemos pasar a la acción y al compromiso. Desde la izquierda no podemos asumir, respecto al Gobierno de Ortega-Murillo, la misma expresión que EE.UU. acuñó hacia Somoza: “Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. La Historia es implacable y de nosotros y nosotras el pueblo nicaragüense espera más.
Las autocriticas de la izquierda
Lo que pasa en Brasil es un buen ejemplo: cuando se decía que Lula y el PT estaban superados, fueron ellos los que han dado vuelta a la situación, no mediante una autocrítica teórica solamente, sino en la forma de acción, que ha llevado a la recuperación de la hegemonía de la izquierda sobre la sociedad brasileña, con buenas perspectivas de victoria y de la primera superación de la contraofensiva de la derecha en América Latina.
Alemania: Un nuevo movimiento a imagen de la France Insoumise
El enemigo designado ya no es el capitalismo como tal, sino el capitalismo neoliberal desbocado. Las fronteras abiertas son a su juicio un proyecto de la burguesía neoliberal para exacerbar la competencia entre los de abajo y de este modo debilitar a la clase trabajadora y rebajar los salarios reales. La defensa de las conquistas democráticas pasa entonces por la defensa de la soberanía de los Estados nacionales frente a la Unión Europea y los proyectos (por ejemplo, de Macron) de reforzar la integración europea en su seno.
Feminismo en Chile. Una crítica sistémica desde el Sur
Dentro de la oleada de movilizaciones de masas que propiciaron el mayo feminista experimentado las últimas semanas en distintos puntos de América Latina y Europa, sin duda una de las experiencias de mayor proyección sistémica e irrupción ideológica afín al campo de la política anticapitalista es la movilización feminista chilena, que en poco menos de un mes ha instalado y estimulado un intenso debate público acerca del rol y la potencia del feminismo actual en la refundación de una izquierda para el siglo XXI.
Con corrupción no hay revolución
Si pudiéramos escribir una historia de la corrupción y de su complemento, la impunidad, ésta sería un telón de fondo reverberante del devenir de las últimas décadas. Aparte, corrupción e impunidad son impensables sin el cinismo y la prepotencia reinantes. Por todas estas razones se debe rechazar categóricamente a quienes minimizan la corrupción de los regímenes progresistas en América Latina (que casi nada tuvieron de izquierda), aduciendo simplonamente que antes, con el neoliberalismo, la corrupción era peor; o simplemente señalando que las demandas de corrupción son parte de una campaña de la derecha en contubernio con grandes medios de comunicación; o cayendo en la torpe astucia de decir que la corrupción es propia del capitalismo (lo cual es cierto), de modo que primero deberá superarse al capitalismo para recién entonces poder combatirla (lo cual no es cierto)…