Después del golpe militar de 1965, contra el presidente Sukarno, cualquiera podía ser acusado de ser comunista: sindicalistas, granjeros sin tierras, intelectuales, la etnia china… «En menos de un año y con la ayuda directa de ciertos gobiernos occidentales, más de un millón de estos comunistas fueron asesinados», asegura el equipo de The Act of Killing. Estados Unidos aplaudió la masacre, que se consideró «una grandiosa victoria sobre el comunismo». La revista Time informaba diciendo que era una de «las mejores noticias para Occidente desde hace años en Asia», mientras que The New York Times titulaba: «Un destello de luz en Asia»