Me pregunto si alguna vez, ministro Víctor Pérez, se habrá mirado al espejo, si desnudo frente al cristal, cuando usted deseaba verse blanco, rubio, acaso de profundos ojos azules, horrorizado se enfrentó a su molesta morenidad. Es que usted, ministro, como casi todos nosotros, aunque trate de ignorarlo y borrarlo con los dientes apretados, tenemos sangre mapuche. Es tanto su odio al indio que trató de lavar su piel con furia, ministro. Y se miró al espejo nuevamente, pero todo fue inútil, seguía con su indianidad pegada al cuerpo.